Hoy, en el día sagrado de San Miguel, nuestro venerado patrón, me dirijo a vosotros, nobles Caballeros y Damas de la Orden de San Miguel de Francia, herederos del legado de Carlomagno.
Contemplemos la fuente monumental que nos inspira, erigida en honor a nuestro protector celestial. El Arcángel se alza imponente, espada flamígera en mano, señalando al cielo, recordándonos que nuestro poder emana de lo alto. Sus alas desplegadas nos instan a mantenernos vigilantes, pues la lucha contra las fuerzas del mal aún no ha concluido.
Las virtudes cardinales - prudencia, fortaleza, justicia y templanza - custodian esta escena, talladas en piedra como principios inquebrantables que deben guiar nuestras acciones. El escudo de armas, símbolo de nuestra noble orden, nos recuerda el compromiso de servicio y honor que hemos jurado defender.
Un Cambio Global se avecina
En estos tiempos de incertidumbre y transformación, en los que el mundo se enfrenta a desafíos sin precedentes, os exhorto a dar un paso al frente. Como guardianes de los valores que representa San Miguel, debemos ser faros de luz en la oscuridad, defensores de la verdad y la justicia.
El cambio global que se avecina exige de nosotros coraje, sabiduría y determinación. Debemos abrazar las virtudes cardinales, guiados por la prudencia en nuestras decisiones, la fortaleza en nuestras convicciones, la justicia en nuestras acciones y la templanza en nuestros corazones.
La Orden de San Miguel: Un Legado de Honor y Servicio
La Orden de San Miguel, instituida por el rey Luis XI en el siglo XV, representa la más alta distinción de la caballería francesa. A lo largo de los siglos, ha reunido a hombres y mujeres excepcionales, comprometidos con el servicio a su país y a la humanidad.
Hoy, más que nunca, debemos honrar este legado. Debemos ser dignos sucesores de aquellos que nos precedieron, defendiendo los valores que nos unen y trabajando incansablemente por un futuro mejor.
Un Llamado a la Unidad y la Acción
En este día de San Miguel, os convoco a renovar nuestro compromiso con la virtud y el servicio. Que la fuerza y la determinación del Arcángel nos inspiren a enfrentar los desafíos del presente con valentía y esperanza.
Juntos, como Caballeros y Damas de San Miguel, podemos marcar la diferencia. Unidos en la fe y la acción, podemos construir un mundo más justo, compasivo y sostenible, un mundo que refleje la gloria de nuestro patrón celestial.
¡Que San Miguel nos guíe y nos proteja siempre!
– ¡Montjoie Saint-Denis ! ¡Mikael ! ¡Mikael ! (GRITO DE GUERRA DE LA CASA BORBÓN)
El Príncipe de Bourbón de la Marche y Borbón-Conti