La Guerra de Sucesión Española (1701-1714) fue un conflicto europeo que tuvo un profundo impacto en la Península Ibérica y, en particular, en Cataluña. Este conflicto se desencadenó por la muerte sin descendencia del rey Carlos II de España, lo que generó una disputa dinástica entre los principales poderes europeos por el control del trono español.
El contexto y los bandos
Tras la muerte de Carlos II, dos candidatos principales se disputaron la corona:
Felipe de Anjou: Nieto de Luis XIV de Francia y apoyado por los Borbones franceses.
El archiduque Carlos: Hijo del emperador Leopoldo I del Sacro Imperio Romano Germánico y apoyado por Inglaterra, Austria y los Países Bajos.
Cataluña, como parte de la Corona de Aragón, se decantó inicialmente por la candidatura del archiduque Carlos, quien fue reconocido como Carlos III (NO EL CARLOS III, REY DE ESPAÑA DE LA CASA BORBÓN) en Barcelona en 1705.
Esta decisión se debió a varios factores:
Miedo a la centralización del poder: Los catalanes temían que la llegada de los Borbones al trono español significara una mayor centralización del poder y una pérdida de sus privilegios.
Descontento con la política fiscal: Existía un creciente descontento entre las élites catalanas por la política fiscal de los Austrias, que consideraban excesiva.
Aspiraciones autonomistas: Algunos sectores de la sociedad catalana veían en Carlos III la oportunidad de recuperar antiguas libertades y fortalecer su autonomía.
El papel de Cataluña en la guerra
Cataluña se convirtió en uno de los principales escenarios de la guerra, y Barcelona fue sitiada en varias ocasiones. Los catalanes ofrecieron una fuerte resistencia a las tropas borbónicas, pero finalmente fueron derrotados en 1714.
Las principales razones de la derrota catalana fueron:
Aislamiento internacional: Tras la firma de los Tratados de Utrecht en 1713, Inglaterra dejó de apoyar a los catalanes.
Superioridad militar de los Borbones: Las tropas borbónicas, mejor organizadas y equipadas, lograron imponerse gradualmente a los catalanes.
División interna: Existían divisiones internas entre los partidarios de Carlos III, lo que debilitó la resistencia catalana.
Consecuencias de la guerra para Cataluña
La derrota catalana tuvo consecuencias devastadoras:
Pérdida de privilegios: Los Decretos de Nueva Planta, promulgados por Felipe V, supusieron la abolición de las instituciones propias de Cataluña y su integración en el sistema administrativo castellano.
Exilio: Miles de catalanes se exiliaron para escapar de la represión borbónica.
Decadencia económica: La guerra y las medidas represivas posteriores provocaron una profunda crisis económica en Cataluña.
La Guerra de Sucesión Española marcó un antes y un después en la historia de Cataluña. La derrota y la pérdida de sus privilegios configuraron la identidad catalana durante siglos y dejaron una profunda huella en la conciencia colectiva.
La afirmación de que Cataluña fue independiente durante la Guerra de Sucesión Española desde un punto de vista político es una simplificación excesiva y, en muchos aspectos, incorrecta.
Si bien es cierto que Cataluña, junto con otros territorios de la Corona de Aragón, apoyó la candidatura del Archiduque Carlos y se resistió a la imposición de Felipe V, esto no significa que se declarara formalmente independiente.
Aquí hay varios puntos clave a considerar:
La Corona de Aragón: Cataluña formaba parte de la Corona de Aragón, una entidad política compleja que agrupaba varios reinos con sus propias instituciones y leyes. La Corona de Aragón no era un estado unitario, sino una confederación de condados y reinos, y Cataluña era un Condado.
El apoyo al Archiduque Carlos: El apoyo de Cataluña al Archiduque Carlos se basó en la defensa de sus fueros y privilegios, así como en la esperanza de mantener un cierto grado de autonomía dentro de la monarquía hispánica. No se trataba de una búsqueda de la independencia absoluta, sino de preservar sus derechos históricos.
La falta de un proyecto independentista claro: Aunque existía un sentimiento anti-borbónico y un deseo de mantener sus libertades, no había un proyecto político claro y consensuado para la independencia de Cataluña.
La dependencia económica: Cataluña estaba estrechamente ligada económicamente al resto de la Corona de Aragón y a los mercados europeos. Una independencia formal habría tenido importantes consecuencias económicas.
Por lo tanto, es más preciso afirmar que Cataluña, durante la Guerra de Sucesión, buscaba preservar sus derechos y autonomía dentro de una monarquía hispánica, más que buscar la independencia absoluta. La derrota en la guerra y la imposición de los Decretos de Nueva Planta pusieron fin a este proyecto y marcaron un antes y un después en la historia de Cataluña.
En resumen:
Cataluña no se declaró formalmente independiente durante la Guerra de Sucesión.
El objetivo principal era defender sus fueros y privilegios, no buscar la secesión.
La falta de un proyecto político claro y la dependencia económica limitaron las posibilidades de independencia.
El Día de la Diada de Cataluña, celebrado el 11 de septiembre, es una fecha de gran relevancia para el pueblo catalán. Conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas en 1714, al final de la Guerra de Sucesión Española. Este acontecimiento marcó el fin de las instituciones propias de Cataluña y el inicio de un periodo de dominación borbónica, que supuso la pérdida de muchos de los privilegios y autonomías que la región había disfrutado.
POR LO TANTO, EL GRAN PUEBLO CATALÁN NO FESTEJA, SI NO OTRA COSA QUE LA GRAN VICTORIA DE LA CASA BORBÓN, COMO NUEVA DINASTÍA EN TERRITORIO ESPAÑOL, ES LA MAISON ROYALE QUIEN FESTEJA EL TRIUNFO