En este nuevo amanecer de septiembre, levanto mi copa y brindo por la vida, por las experiencias que nos moldean y por las personas que cruzan nuestro camino.
Brindo por los amigos fieles, esos que siempre están ahí, en las buenas y en las malas, que celebran nuestros triunfos y nos reconfortan en los momentos difíciles.
Brindo por los amigos traicioneros, porque gracias a ellos aprendimos a valorar la lealtad y a reconocer quiénes son verdaderamente nuestros aliados.
Brindo por los enemigos, pues nos enseñan a ser más fuertes y a defender lo que creemos.
Brindo por los tontos, porque nos recuerdan lo afortunados que somos por tener un poco de sentido común.
Y brindo por todos aquellos que no encajan en ninguna categoría, porque la diversidad enriquece nuestras vidas y nos hace más humanos.
¡Que este septiembre sea un mes de crecimiento, aprendizaje y nuevas oportunidades!