Campaña de Daniel Imperato 2024

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Como Príncipe de Borbón-Conti, me siento profundamente comprometido con la causa de Daniel Imperato y con el futuro de los Estados Unidos. Patrocinar su campaña presidencial es, para mí, un paso fundamental en la construcción de un mundo mejor.


Desde lo más profundo de mi ser, siento la imperiosa necesidad de alzar mi voz y unir fuerzas con aquellos que, como yo, anhelan un cambio verdadero y duradero. Los Estados Unidos, esa gran nación, representa un faro de esperanza para millones de personas en todo el mundo. Es en su corazón donde se gestan las ideas que transforman sociedades y moldean el curso de la historia.


Durante siglos, nuestra civilización occidental se ha nutrido de valores sólidos y perdurables. 


Valores como la libertad, la justicia, la solidaridad y el respeto por la dignidad humana han sido los pilares sobre los que hemos construido nuestra cultura. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos asistido a una erosión gradual de estos principios fundamentales.


Copia de MARE NOSTRUM PROJECT


Es hora de recuperar lo que hemos perdido. Es hora de volver a nuestras raíces y reconstruir una sociedad más justa y equitativa. Una sociedad en la que cada individuo tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y en la que todos podamos vivir en armonía y respeto mutuo.


Al apoyar la candidatura de Daniel Imperato, estoy convencido de que estamos dando un paso decisivo en esta dirección. Él encarna los valores que defiendo y posee la visión y la determinación necesarias para liderar a los Estados Unidos hacia un futuro más brillante.


Un futuro en el que la cooperación internacional sea la norma y en el que todos los pueblos trabajen juntos para construir un mundo más sostenible y próspero. Un futuro en el que los derechos humanos sean respetados y en el que la democracia florezca.


Desde mi posición, como miembro de una de las familias reales más antiguas de Europa, siento la responsabilidad de utilizar mi influencia para promover estos ideales. Creo firmemente que la monarquía, cuando se pone al servicio del bien común, puede desempeñar un papel fundamental en la construcción de un mundo mejor.


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La crisis climática es una amenaza existencial para la humanidad. Como custodios de tierras ancestrales y amantes de la naturaleza, las monarquías tenemos una responsabilidad especial en la promoción de prácticas sostenibles. Debemos liderar con el ejemplo, invirtiendo en energías renovables, protegiendo la biodiversidad y fomentando una economía circular. Juntos, podemos inspirar a nuestros ciudadanos y a líderes de todo el mundo a adoptar un estilo de vida más respetuoso con el planeta. Solo así podremos garantizar un futuro próspero para las generaciones venidereras. Un mundo verde es un mundo mejor.


La diversidad es nuestra mayor riqueza. Las monarquías deben ser un símbolo de unidad y cohesión social, abrazando a todas las personas sin importar su origen, religión o creencias. Debemos utilizar nuestra influencia para promover la igualdad de oportunidades y combatir la discriminación en todas sus formas. Al crear sociedades más inclusivas, fortalecemos nuestros lazos comunitarios y construimos un futuro más justo y equitativo. La diversidad es nuestra fuerza.


La educación es la clave para el progreso. Las monarquías tienen un largo historial de apoyo a las artes, las ciencias y la educación. Debemos continuar invirtiendo en estos ámbitos y fomentar la curiosidad intelectual. Al proporcionar acceso a una educación de calidad para todos, estamos empoderando a las futuras generaciones y construyendo sociedades más prósperas y creativas. La educación es el camino hacia el futuro.


En un mundo globalizado, los desafíos que enfrentamos son cada vez más complejos y requieren soluciones colaborativas. Las monarquías pueden desempeñar un papel fundamental en la promoción del diálogo intercultural y la cooperación internacional. Al fortalecer nuestros lazos con otros países, podemos abordar juntos los problemas globales como la pobreza, el hambre y las enfermedades. La unión hace la fuerza


Las monarquías deben ser instituciones modernas y transparentes, al servicio de sus ciudadanos. Debemos adaptarnos a los tiempos cambiantes y demostrar que somos relevantes en el siglo XXI. Al promover la buena gobernanza y la rendición de cuentas, podemos fortalecer la confianza en nuestras instituciones y garantizar un futuro más democrático y participativo. La transparencia es la base de la confianza.


En este momento crucial de la historia, debemos unir nuestras fuerzas y trabajar juntos para construir un futuro mejor para las generaciones venideras. 


Un futuro en el que la humanidad pueda alcanzar su pleno potencial y en el que todos podamos vivir en paz y armonía, COLABORANDO CON AQUELLOS LÍDERES, que tienen UN FUTURO ACORDE CON NUESTROS PENSAMIENTOS POLÍTICOS.