Yo Acuso ...

|

A lo largo de mi vida, he sentido una profunda vocación de servicio hacia los demás. Mi compromiso con los necesitados, el deporte y la cultura ha sido una constante en mi existencia. Es un compromiso que nace de un profundo sentido de responsabilidad y del deseo de dejar un mundo mejor para las futuras generaciones.


A menudo se me cuestiona sobre los motivos que me impulsan a llevar a cabo estas acciones. La respuesta es simple: creo firmemente que cada individuo tiene el deber moral de contribuir a mejorar la sociedad en la que vive. Y como miembro de una familia con una larga historia de servicio público, siento la responsabilidad de continuar este legado.


Durante muchos años, he invertido de manera significativa y desinteresada en diversos proyectos sociales. Desde mi propio patrimonio, sin buscar reconocimiento ni subvenciones, he apoyado iniciativas en el ámbito de la educación, la salud y el deporte. He visto cómo estas inversiones han dado frutos, cómo jóvenes talentos han alcanzado la excelencia deportiva y cómo comunidades enteras han mejorado su calidad de vida.


Recuerdo con especial emoción cuando, en medio de la crisis humanitaria en Haití, envié más de dos millones de pares de zapatos. Y en un momento tan crítico como la guerra de Irak, no dudé en enviar cinco contenedores cargados de medicamentos.

Estas acciones, realizadas en silencio y sin buscar ningún tipo de publicidad, hablan por sí solas.


Sin embargo, a pesar de este compromiso incansable, he sido objeto de difamaciones y persecuciones por parte de ciertos organismos públicos. Me pregunto por qué razón algunos se empeñan en desacreditar a quienes buscan hacer el bien.


La respuesta es sencilla: el poder suele temer a la bondad y a la generosidad. Cuando se invierten grandes sumas de dinero público en campañas de desprestigio, es evidente que la persona atacada representa una amenaza para ciertos intereses.


Es curioso cómo, a pesar de estas campañas de difamación, he sido recibido con los honores de Jefe de Estado en más de veinte países. ¿Cómo es posible que tantos gobiernos reconozcan mi labor si esta fuera tan cuestionable como algunos pretenden hacernos creer?


La respuesta es evidente: la verdad siempre termina imponiéndose.


Sin embargo, me pregunto si existe un interés por parte de ciertas instituciones españolas, como la Casa Real o el CNI, en boicotear mi imagen. ¿Es posible que un Estado democrático utilice los recursos públicos para perpetuar una mentira histórica?

Estas preguntas merecen una reflexión profunda.


La utilización del poder del Estado para perseguir a disidentes y críticos es una práctica aberrante que socava los cimientos mismos de la democracia. Al perseguir a quienes piensan diferente, se restringe el debate público y se empobrece nuestra sociedad. Es fundamental recordar que la democracia no es solo un sistema de gobierno, sino un modo de vida que se basa en el respeto a la diversidad de opiniones, en el diálogo y en la búsqueda de consensos.

DSC 0007 3872x2592 (1)


Como ciudadano y como miembro de una Familia con una larga historia de servicio público, he sido testigo y víctima de los efectos devastadores que pueden tener las campañas de difamación y persecución. Estas acciones no solo dañan a quienes son objeto de ellas, sino que también generan un clima de miedo y desconfianza en la sociedad.


Es por ello que estoy decidido a luchar contra estas prácticas y a defender los principios de la democracia. A lo largo de la historia, hemos sido testigos de cómo el abuso del poder ha llevado a las sociedades por caminos oscuros. Es por ello que debemos estar siempre vigilantes y dispuestos a defender nuestros valores democráticos. No podemos permitir que la historia se repita. Es imperativo que todos los ciudadanos nos unamos para defender nuestros derechos y libertades. La democracia es un bien común que debemos proteger de aquellos que buscan socavarla. Al alzar nuestra voz y exigir que se respeten los principios de la justicia y la igualdad, estaremos contribuyendo a construir una sociedad más justa y equitativa para todos.


Como Príncipe de Borbón-Conti, acepto la CONSTITUCIONALIDAD Y LA CASA REAL ESPAÑOLA, pero me reafirmo en que no es UNA DINASTÍA BORBÓN, ni continúa desde FELIIPE V; ¡ NO SON BORBÓN!


Con CARLOS IV, la Dinastía BORBÓN dejó de gobernar en España. Pero comprendo que la actual CASA REAL, fue determinada por el que era Jefe del Estado, el Excmo. Sr. Francisco Franco Bahamonde, quién designó a Su Majestad el Rey Emérito, Príncipe de España (NO PRINCIPE DE ASTURIAS) a título de Rey, si juraba los principios del Movimiento, saltando en la línea sucesoria a su Padre, D. Juan Conde de Barcelona, y aunque JUAN CARLOS I, no cumplió el JURAMENTO QUE HIZO POR SU HONOR ANTE LAS CORTES, la actual Casa Real es una DINASTÍA EX NUOVO Y LEGÍTIMA, que reina actualmente en España. Quiero continuar con quién se auto proclama DUQUE DE ANJOU, LUIS ALFONSO DE BORBÓN, que tampoco es Borbón, pero si se afirmara falsamente en serlo, hay que comprender que es nieto de D. Jaime, que fue Príncipe de Asturias, e Infante de España, y el TRATADO DE UTRECHT, prohíbe precisamente, que quién sea descendiente de un Infante de España, no podrá JAMÁS, postularse a la CORONA DE FRANCIA.


Dedico unas líneas al Conde de París, descendiente de FELIPE IGUALDAD, primo en quinta línea, del Rey Luis XVI (aunque no hay que olvidar que el primer Duque de Orleans, era homosexual y afeminado, por lo tanto no tuvo descendencia), pero si fuera Borbón, su antepasado habría cometido regicidio, al ser su voto positivo, para que fuera guillotinado, mi antepasado, El Rey Luis XVI, y las leyes de la CORONA DE FRANCIA, prohíben reinar, a quién mandó a asesinar AL REY.


Creo firmemente que la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales en una democracia. Es por ello que invito a todos aquellos que estén interesados a investigar a fondo mi trayectoria y mis acciones, lo hagan sin maldad y con  honestidad. Estoy convencido de que la verdad saldrá a la luz.


A pesar de los obstáculos que he enfrentado, mi compromiso con la sociedad sigue siendo inquebrantable. Seguiré trabajando para construir un mundo más justo y equitativo, donde todos tengamos las mismas oportunidades.


Les invito a todos a reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros desempeña en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Cada pequeña acción cuenta. Desde un gesto de solidaridad hacia nuestro prójimo hasta la defensa de los valores democráticos, todos podemos contribuir a crear un mundo mejor. Les animo a que se informen, a que se involucren y a que exijan transparencia y rendición de cuentas a quienes nos gobiernan, no entren en Google, no sean rebaño, sean señores, porque la nobleza nace del Alma, y nos hace SERES HUMANOS.


Es hora de unir nuestras fuerzas y exigir un cambio. No podemos permitir que la mentira y la manipulación sigan dominando el discurso público. Juntos podemos construir un futuro más justo y próspero para todos. Les invito a unirse a mi causa y a trabajar juntos para crear una sociedad basada en los valores de la solidaridad, la igualdad y la justicia.


Hago un llamamiento a los medios de comunicación para que cumplan con su papel de informar de manera objetiva y veraz. La sociedad necesita periodistas comprometidos con la verdad y dispuestos a denunciar las injusticias. Solo a través de una información libre y plural podremos construir una opinión pública verdaderamente informada.


Exijo a las instituciones públicas y especialmente a la Casa Real, y a Su Majestad Felipe VI, que cumpla con su función de garantizar la transparencia Es hora de poner fin a la impunidad y de garantizar que todos los ciudadanos sean tratados por igual ante la ley, desde policías, jueces y los máximos organismos del Estado.


Confío en que las instituciones españolas sabrán responder a esta llamada y a demostrar su compromiso con los valores democráticos.


A pesar de los obstáculos que he enfrentado, sigo creyendo en un futuro mejor. Estoy convencido de que la verdad siempre prevalece y de que la justicia al final triunfa. Les invito a todos a mantener viva la esperanza y a trabajar juntos para construir un mundo más justo y equitativo para las generaciones futuras.


Confío en que juntos podemos construir un futuro más justo y próspero para todos.


El Príncipe de Borbón-Conti